Desde que le conocí, hubo una hora de la tarde tenía algo especial, diferente, esa hora en la que con un silbido me anunciaba que Juan (así se llamaba) estaba esperando a mi puerta. Ese momento sin lugar a dudas, se convertía en la mejor hora del día, la que tenía mejor sabor.
Era entonces cuando me aprisionaba ese cosquilleo en el
estómago que se apretujaba dentro de mí y cualquier nimiedad me invitaba a la risa, yo lo hice tan especial dentro de mi que me hizo pensar que él era el joven más guapo del mundo, el más noble, el que todas las chicas del barrio querrían
enamorar, (así era en realidad),todas lo intentaron una y otra vez, en oocasiones con algo de descaro incluido, logrando con ello que dentro de mí nacíera un pellizco parecido a los celos, esto me llenaba de rabia.
El reía complacido, quizás hasta se sintiera importante, en esos momentos solía cantarme casi al oido, con gesto enamorado, logrando que me sintiera "unica", lo hacía con cierta gracia y conseguía que esas pequeñas boberias se alejaran
de mi cabeza
Le gustaba mostrar un lenguaje rico en experiencias, (aunque no creo que las tuviera) hablaba con firmeza, su forma de mirar era algo atrevida y sus gestos agradables a mi me enamoraban, pero la realidad era que ambos éramos dos niños inexpertos, que nada conocíamos de la vida ni del amor aunque ansiábamos descubrirlo…
Tengo que deciros que nunca lo conseguimos.
Por aquel entonces, yo trabajaba en una oficina, me gustaba mucho, me sentía mujer, tenía buenos compañeros, y sobre todo una compañera que por su forma de pensar éramos algo así como almas gemelas, nos separaban varios años, pero ello no fue incoveniente para la conexión que existió entre las dos.
Ideamos y pusimos en práctica reunirnos cada día antes del trabajo
para escribir en los maravillosos jardines de la ciudad, lo hacíamos casi sin que hubiera asomado el día, los pavos reales y otros pájaros nos acompañaban mientras
las ideas fluían (ambas llenas de sueños queríamos escribir una novela romántica) ¡y lo
hicimos!, aunque no pudimos publicarla ninguna de las dos.
Corrian otros tiempos...