Nuestros encuentros siempre fueron limitados. Su familia
y
trabajo estaban en otro lugar por lo que solo contábamos con los fines de
semana, ya supondréis que esos días de
ausencia se nos hicieran interminables, quizás por eso al mirarnos de frente era
como si se encendiera la noche, y era entonces cuando comenzaban a abrirse paso
todos nuestros sueños
Quizás, y digo solo quizás, soñábamos con ese día en que
pudiésemos estar juntos, vibrar juntos, sin nadie que nos observara, que nos
oyera por silenciosa que fuesen nuestras palabras, queríamos gritar te quiero y
no era posible…
Aprendimos a hablar con las miradas, a rozarnos la piel
con cualquier movimiento no queríamos ojos
ajenos secuestraran nuestras miradas, ni que sintieran el recorrido de nuestras
emociones.
A mí me gusta cantar, bajito le cantaba a él, que se
estremecía con estos mensajes que veladamente, pero a propósito yo le lanzaba
Nuestros proyectos, aunque mi prima siempre estaba con
nosotros no paraban, ella simulaba no oír ¿o callaba para oír mejor? Nunca lo
supe, aunque imaginé alguna cosa
Un buen día, recibí noticia de mi casa, mi padre había enfermado
gravemente y estaba ingresado en el hospital
El corazón se me partía de dolor, y sin pensarlo más
preparé viaje para volver a casa.